El Dux de Venecia, más de un siglo de tradición
- aurorahernandezcas
- 11 nov 2019
- 4 Min. de lectura
Una cantina es un establecimiento donde se venden bebidas alcohólicas y comida, especialmente comida típica mexicana, pero en estos establecimientos es mejor conocida como botana.
Comúnmente los mexicanos entendemos la palabra cantina como un lugar para:
hacerle pausa a la vida, contar anécdotas, olvidar la rutina, tratar de ponerle solución a los problemas que nos acongojan, disfrutar de una buena platica con familiares, amigos o bien, con la persona que esté cerca de nosotros. Es obligado que lo anterior deba acompañarse con el mejor dúo dinámico de todos los tiempos: una cerveza o un buen trago y su fiel acompañante, la botana.

El Dux de Venecia es la cantina más antigua de Azcapotzalco y la tercera de la Ciudad de México, con 101 años de servicio al cliente. Se encuentra en el número 586 de la avenida Azcapotzalco desde el año 1918. Abre de lunes a sábado de 11 de la mañana a 10 de la noche y los domingos de 11 de la mañana a 7 de la noche, además de 2 a 8 de la noche se le conoce como la hora feliz, durante estas seis horas todos los tragos son al dos por uno. Los jueves son de jazz en vivo.
“El Dux” es la forma común para referirse a este lugar que aún conserva el
estilo de una cantina porfiriana. “Prohibida la entrada a menores de edad, policías
y militares uniformados” es la leyenda que aún se lee en la fachada, misma que
mide poco más de tres metros y está pintada con un rojo intenso, por lo tanto, es
fácil ubicarla de entre los demás locales. La entrada está a cargo de un par de
puertas vaivén de madera y de lado izquierdo hay unos azulejos blancos en forma
de ventana que tienen escrito en color azul el nombre del establecimiento junto
con el año de apertura.
Hay dos cosas que predominan en esta cantina, la primera es el olor a comida recién hecha y alcohol, la segunda es la imponente barra, lugar más cercano para convivir con el cantinero y en donde una plática entre desconocidos se vuelve entrañable. Las paredes están cubiertas de azulejos grises y fotografías que cuentan historias como: los inicios de El Dux de Venecia, la vida en Azcapotzalco, su gente y aficiones deportivas; además de adornar los muros permiten que se recuerde su trayectoria en todo momento, en cada plática, en cada trago.

Enrique Escandón es el dueño del lugar y platica siempre con gran orgullo y emoción la historia de esta cantina. Él cuenta que este establecimiento tiene más
de cien años de existir y que no inició siendo una cantina sino una tienda de abarrotes llamada El Dux de Venecia que abrió sus puertas al público el 15 de abril de 1875, sin embargo, este nombre se lo quedaría la primera cantina de Azcapotzalco el 28 de julio de 1918.
El menú del Dux es tan variado que satisface a todo tipo de clientes. Hay licor dulce, seco, curativo, refrescante, pegador, suave, derecho, combinados… En esta cantina venden ocho tipos de alcohol y cada uno tiene distintas formas de servirse, pero la especialidad de la casa se llama limón y es una bebida refrescante que se inventó en El Dux, se prepara con ron, hierbabuena, limón con cáscara, jarabe, agua mineral, hielo… Va licuado y va colado.

La tradición dicta que en una cantina no debe faltar la botana y, además debe ser bien servida y tener un gran sabor. El Dux lo tiene muy claro, es por eso que su menú es extenso y variado; contiene platillos típicos de México y nunca deja al cliente con hambre. El menú cambia de acuerdo al día. Los lunes sirven caldo de res que también se conoce como “caldo de oso”, el martes fabada, el miércoles pozole, una semana es rojo, otra es blanco y otra es verde, el jueves caldo de camarón y los famosos caracoles, el viernes consomé de cordero y frijoles charros, el sábado mole de olla y quesadillas de sesos, el domingo hay pancita y tacos de cochinita pibil. Todo lo anterior es seguro que se encuentre en esos días, pero de cajón hay otros guisados como carne de puerco, papas con rajas, pollo, chicharrón y huevos revueltos al gusto.

En toda cantina hay anécdotas y El Dux cuenta dos muy buenas. La primera dicta que en los años de 1990 y 1991, José Ángel “Mantequilla” Nápoles fue cliente frecuente. Él dejó marca en la cantina al colgar su guante autografiado en la pared. Ahora los clientes pueden decir que tomaron en el mismo lugar que el campeón mundial de peso welter. La segunda es un rumor, este dice que José Rómulo Sosa Ortiz, mejor conocido como José José, visitaba constantemente El Dux de Venecia. Puede ser cierto porque “el príncipe de la canción” es originario de Clavería, Azcapotzalco.

La cantina es uno de los puntos de reunión más antiguo, es aquí donde los recuerdos y anécdotas cobran vida. Es un lugar para reír, llorar, pensar, gozar y por supuesto, para calentar garganta. Al Dux se va a platicar y a convivir, a estar y a escuchar. Como diría Carlos Monsiváis, “una cantina es un santuario de consagración social.”
Comentarios